
La belleza ha sido siempre un bien extremadamente valioso, y el afán por conseguirla ha conducido a la Humanidad a cometer excesos que hoy en día se considerarían ilegales, insalubres o socialmente inaceptables. Por supuesto, nada de todo ello impidió que las personas verdaderamente decididas lo intentaran. Es que si hoy en día asociamos la belleza al éxito social y amoroso, en la Antigüedad, además, se asociaba también al poder político e incluso a la divinidad. Así que se desarrollaron toda una serie de técnicas, que hoy en día llamaríamos de medicina negra o de magia negra, para cambiar la fealdad por la belleza y la belleza por una belleza extrema capaz de encandilar a reyes y dioses. Numerosos textos de la Antigüedad hacen referencia a un poderoso procedimiento de magia negra que permite a una persona, bajo determinadas circunstancias extremas, apoderarse del cuerpo de otra persona. Este procedimiento era conocido en Sumeria por el nombre de urushdaur.
Para lograrlo, la persona que desea tal cambio debe someterse a un durísimo tratamiento preparatorio de entre uno y cuatro años de duración, cuyo objeto principal es separar el alma del cuerpo del aspirante y prepararla para su inserción en otra persona. Este tratamiento incluye complejas técnicas corporales y mentales, la absoluta obediencia y entrega al Dios encarnado en el mago, y el ofrecimiento de sacrificios económicos y humanos.
A cambio de este sacrificio, la persona solicitante obtendrá un 33% de probabilidades de transportar su alma al cuerpo de otra persona. Esta técnica se practicaba sobre todo por razones de belleza y de estado (no es fácil utilizarla para cambiar un cuerpo enfermo por uno sano, pues la persona enferma probablemente no soportará el tratamiento preparatorio).
Para lograrlo, la persona que desea tal cambio debe someterse a un durísimo tratamiento preparatorio de entre uno y cuatro años de duración, cuyo objeto principal es separar el alma del cuerpo del aspirante y prepararla para su inserción en otra persona. Este tratamiento incluye complejas técnicas corporales y mentales, la absoluta obediencia y entrega al Dios encarnado en el mago, y el ofrecimiento de sacrificios económicos y humanos.
A cambio de este sacrificio, la persona solicitante obtendrá un 33% de probabilidades de transportar su alma al cuerpo de otra persona. Esta técnica se practicaba sobre todo por razones de belleza y de estado (no es fácil utilizarla para cambiar un cuerpo enfermo por uno sano, pues la persona enferma probablemente no soportará el tratamiento preparatorio).
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